Una flor se ha hecho vieja en el olvido,
sin fuego que responda a su belleza,
no ha habido un beso para su tristeza,
ni mano amiga para el tallo herido.
Una flor se ha abatido, sin ser refugio
del amor travieso que en el alba empieza.
Sin mas canción que la que el viento invoca
cuando el hombre sin fe dormido queda.
Sus pétalos de seda, están ajados
un día mas y el último rocío
se fundirá en la fragua de la amarga espera.
Las nubes de algodón enmarañado
le ofrecerán su lecho blanco y frío
y morirá otra vez la primavera.
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