Aprieta la espada con garras de acerado filo; cerca del sol por vastedades solitarias, ella está en guerra con el mundo celeste. La tierra yerma por debajo gime; el àguila mira las estrellas que arden en su pecho y deja oir su voz como un rayo que hiere el Sahara y cae desde entonces, como una lluvia de ardientes y azules destellos sobre las calcinada arenas .

viernes, 30 de abril de 2010

VISIÒN

Las lunas que giran en torno al guerrero caerán una a una,
el océano se volverá pequeño ante la inmensidad de las lágrimas.
La estrella divina dejará de dar su luz al combatiente
y todo se volverá negro como la noche del fin.
Grandes sueños quedaran destrozados y rogarán a los dioses por cobijo y alivio.
Relámpagos de hielo sobre tu nombre destrozado. Negras alas te cubrirán cuando despiertes; mirarás con ojos fríos y veras que nada es tuyo.
Los que estaban ya no están contigo, se volverán de piedra para destrozar tu voz y ya no se escuchará ningún sonido.
Buscarás en el Norte y no estará, el Sur que la lleva en su seno ya no cobija tu nombre. Llamarás, pero tu lamento no será atendido, sellado está su pecho y el escudo que porta es de gélida furia.
Caerán sobre lo que fue de diáfana seda
multitud de sonidos hirientes y crueles que dejaran su horripilante huella clavada entre sus sienes.
Aquel que fuè antes que nadie, será después de todos,
lo que te crea te destruye, porque ya no es lo que era .Es otra ahora.
Abatido en el cieno esta tu corcel, el de orgullosas crines,
grandes hendiduras cubren su miseria, la espada dorada
caída a su lado, ha dejado de brillar.
La gran estrella cubre de luz el campo de batalla y los despojos son revelados a los ojos de los mortales.
Una gran garra portando una afilada espada de fuego
marcará la carne del que era todo y ya no es,
su llamada de moribundo se extenderá hasta el nacimiento de las estrellas, pero la suave luz de la portadora del fuego, no alcanzarà para entibiar tu alma fría.

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